La salud mental no es solo cosa de la mente

En el mundo occidental, cada vez contamos con más especializaciones médicas y cada vez hay un conocimiento más profundo de nuestro cuerpo humano y mente. Especializarnos en diferentes ramas médicas y que cada profesional trate una parte de nuestro cuerpo o mente de forma aislada es útil para afinar tratamiento y para algunas enfermedades. Pero en el día a día debes saber que nuestros sistemas [nervioso, hormonal, digestivo, etc.] están conectados y funcionan todos a una: cuidar de tu salud mental es cuidar de todo tu cuerpo, la salud mental no es solo cosa de la mente.

Esto incluye alimentos, sueño y descanso, actividad física y emociones, por lo que herramientas meramente cognitivas no van a funcionar por sí solas. Si uno de estos elementos se encuentra desequilibrado, se producirá un efecto en cascada que afectará al resto de sistemas [puedes aprender más sobre nuestros sistemas nerviosos pinchando aquí]. Para que nuestra relación con nuestra mente sea equilibrada, necesitamos un enfoque integrativo que incluya al resto de nuestro ser.

 

Cuidar de nuestra mente

¿Qué pasaría si pudiéramos aprender a notar nuestra mente a medida que entra en bucles o se obsesiona? ¿Es posible reconocer sus tendencias en el momento y usar herramientas para salir de ahí y entrenar para responder de manera diferente? El mindfulness [atención plena] es la base que nos permite desarrollar esto. Mindfulness es una práctica donde uno cosecha consciencia del ahora. Te permite estar despierto y en sintonía con tus experiencias no solo creyéndote todas las historias de la mente. Sin mindfulness, no solo no sabemos dónde estamos, sino que reaccionamos en forma de bucles y patrones repetitivos basados en trauma y redes neuronales ineficientes.

Hay mucha evidencia detrás de los beneficios de la atención plena en sanar las relaciones más oscuras con la mente. Adicionalmente es importantísimo aprender el funcionamiento de la mente y cómo cuidarla [que no controlarla].

 

Cuidar nuestra alimentación y movimiento

Lo que comemos no es un evento aislado, refleja más que la simple elección de qué comer o no. Utilizando los fundamentos de la alimentación consciente [mindful eating] y del eje del intestino-cerebro [que influyen directamente en las emociones], aprendemos a ver la comida como un espejo, la mente como un aliado, las emociones como expresiones y a apreciar los aprendizajes del presente. La comida deja de ser una fuente de emociones negativas, algo que controlar o una fuente de confusión, y comienza a ser una forma de autoconocimiento, respeto y cuidado.

Nuestro descanso, sueño y movimiento son igualmente importantes. Nuestro cuerpo necesita dormir y descansar para repararse y reequilibrarse. Una mente que no duerme y no descansa es una mente que funcionará de forma desequilibrada. Por su parte, el cuerpo está programado para el movimiento. Al igual que la comida, este movimiento debe ser el que nos haga sentir bien, el que nos ayude a sentirnos cómodxs, que nos permita conocer nuestras capacidades y que favorezca nuestro descanso.

 

Cuidar nuestras emociones y actividades enriquecedoras

Aprender a dejar ir, a confiar en tu cuerpo y emociones, a interpretar las señales del cuerpo, etc., es una manera de dejar de abusar de la mente [que sucede cuando la usamos para controlar, predecir el futuro, encontrar seguridad y confianza].

No tenemos control en la vida; nosotros meramente respondemos con intenciones, y esto requiere soltar y confiar. No predecimos el futuro; tenemos expectativas, a las que a veces nos atamos y que nos provocan frustraciones cuando no salen a nuestra manera. No hacemos las cosas perfectas; podemos cambiarlas, sin necesidad de clasificarlas como bueno o malo, sino escuchando la experiencia. No estamos separados del mundo [esto es una ilusión óptica]; somos parte de algo más grande.