Estrés y alimentación según la ciencia

¿Cambia el estrés nuestra forma de comer? ¿Hay alimentos que pueden reducir o aumentar el estrés? Hoy en este post analizamos lo que la ciencia dice al respecto del estrés y la alimentación, según diversos estudios y análisis. Algunos de estos documentan la relación entre sucesos estresantes e incontrolables con la adiposidad y el sobrepeso. El estrés induce cambios en la conducta ya que produce:

  • Preferencia por alimentos más palatables y con más calorías
  • Mayor ingesta de snacks
  • Mayor número de atracones

 

Algunos estudios muestran un aumento del número de comidas durante épocas de estrés en algunas personas; sin embargo otros estudios muestran una disminución de la ingesta en otras. Esto sugiere que hay personas que aumentan la ingesta de comida y otras que restringen la ingesta de comida como respuesta al estrés. Entre los predictores de aumento del consumo de alimentos por estrés están los factores psicosociales y socioeconómicos como tener un largo historial de desempleo, falta de apoyo emocional, dificultades laborales, etc.

Por otro lado, la falta de sueño que puede provocar el estrés hace que nuestro cerebro esté más cansado, sea más reactivo y tenga preferencia por alimentos caloricamente densos y palatables. Las personas que tienen éxito siguiendo pautas dietéticas tienen mayor actividad neuronal en áreas cerebrales relacionadas con el control del comportamiento [predecir, organizar, priorizar, modular emociones, seleccionar opciones, etc.]. Es decir, mayor capacidad para razonar. Por lo que un cerebro cansado, estresado y reactivo, tendrá menos capacidad de razonamiento y de control del comportamiento, derivando posiblemente en peores decisiones alimentarias y dificultando el seguimiento de un plan dietético.

¿Hay alimentos que pueden ayudarnos?

Hay alimentos y estrategias que pueden ayudarnos a tomar mejores decisiones y tener alternativas más saludables:

1.- Alimentos: La patata cocida, carnes magras [pollo, pavo, ternera, etc.], pescados, huevos y alimentos altos en fibra como verduras, frutas y legumbres son alimentos muy saciantes que puede reducir los picoteos o la ingesta de grandes cantidades de comida.

2.- Hidratación: Durante épocas de estrés solemos ignorar las señales de sed y hambre o malinterpretarlas y confundir la sed con ganas de comer. Además, la deshidratación produce pérdida de rendimiento cognitivo.

3.- Tuppers: Aprovechar el fin de semana para preparar con antelación la comida y tenerla lista en tupper evita que a lo largo de la semana el cerebro reactivo tome malas decisiones.

4.- Prepárate dulces/snacks saludables caseros: Para aquellos días que irremediablemente el estrés te empuje a comer alimentos dulces o densos calóricamente, es buena idea tener opciones más saludables en casa que nos den placer pero sean más nutritivos. Evita tener en la despensa alimentos ultraprocesados en grandes cantidades. El entorno siempre gana y, si los tienes, terminarás por comerlos.

5.- Vigila tu consumo de cafeína: La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central. Si ya de por sí estás pasando una situación estresante, añadir varias tazas de café al día podrían estar echando más leña al fuego e incluso dificultando tu descanso nocturno.

La alimentación por sí sola no va a modificar nuestro estrés, pero puede prevenir la aparición de deficiencias, mejorar nuestra respuesta fisiológica, afectar a nuestros niveles de energía y en gran medida a nuestro estado de ánimo.