Epiliderazgo

Tras la finalización del proyecto Genoma Humano en 2003 conocimos, para nuestra sorpresa, que tenemos aproximadamente la misma cantidad de genes que un ratón, 25000. Los científicos también revelaron que, aunque exista un lenguaje genético común entre ambas especies, es suficientemente flexible para cambiar su estructura y adecuarse a las necesidades de cada una de ellas. No son los aspectos cuantitativos sino los cualitativos los que marcan la diferencia.

Manuel Esteller, del laboratorio de Epigenética del CNIO, en un innovador estudio con gemelos genéticamente iguales, demostró que los genes son solo una parte de los factores que conforman al ser humano. El paso del tiempo, los hábitos de vida y la exposición a diferentes factores ambientales, son definitivos en las distintas reacciones químicas que determinan como se expresa el ADN sin alterar su secuencia. Lo explica la epigenética, término recientemente acuñado y que significa más allá de la genética.

Manel Esteller concluyó: creíamos que con el ADN habíamos descubierto el libro de la vida, pero faltaban los puntos y las comas.

Algo parecido pasa cuando analizamos las organizaciones. Pueden tener organigramas idénticos, las mismas máquinas y procedimientos, pero su estilo de liderazgo será crucial para que se exprese todo el potencial contenido en su ADN o para provocar alteraciones genéticas que reproduzcan enfermedades organizativas. Diseñar un mapa organizativo adecuado a las necesidades es un paso necesario pero insuficiente para alcanzar resultados extraordinarios y sostenibles en un entorno tan cambiante como el actual.

Es necesario desarrollar líderes que lideren desde su interior.

Es necesario desarrollar líderes que entiendan la misión, la visión y los valores de la empresa, que sean conscientes de sí mismos, capaces de gestionar sus emociones, que conozcan bien a los miembros de su equipo y que generen entornos de flow, donde las personas quieran y puedan dar lo mejor de sí mismas.

Lino Pazó Pampillón

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