¿Cómo definirías las emociones?

Diferentes teorías han intentado definir las emociones y cada una ellas ha puesto el énfasis en algún aspecto concreto. Es posible que no tengamos muy claro, por lo tanto, qué son las emociones.

Intenta hacer el siguiente ejercicio: defina qué es una galleta. Seguramente diga que es una masa dulce horneada. ¿Pero qué forma tiene? ¿Cuáles son sus ingredientes? ¿Siempre se prepara de la misma manera Con este ejemplo podemos darnos cuenta de lo difícil que puede resultar definir conceptos cotidianos. Experimentamos emociones continuamente, incluso aunque no nos paremos a reflexionar sobre ello, pero sabemos que es un concepto que de gran diversidad y complejidad.

Una emoción es una reacción compleja del organismo que se activa ante un acontecimiento (también llamado estímulo) real o imaginario, pasado, presente o futuro, consciente o inconsciente.

Imagine un momento en el que haya vivido una emoción intensa, por ejemplo, miedo. ¿Qué provocó esa emoción? ¿Era real o imaginario? ¿Era algo que estaba ocurriendo en ese momento, un recuerdo o un miedo sobre algo en el futuro? ¿Fuiste consciente de esa emoción? ¿Cómo la sentiste?

Tenemos una especie de mecanismo innato que, en cuestión de segundos, valora cómo ese acontecimiento o estímulo puede afectar a nuestra supervivencia o bienestar. Esa valoración primaria puede ser positiva, es decir, considero que favorece mi bienestar (un logro, una alegría, etc.) o negativa, si considero que puede poner en riesgo algún aspecto de mi vida (salud, justicia, libertad, etc.). En la valoración de ese acontecimiento influyen muchos factores: experiencia previa, aprendizaje, contexto, etc. Por ello un mismo acontecimiento puede ser valorado de distinta manera por varias personas.

Una vez hecha esa valoración primaria, se pone en marcha una valoración secundaria o cognitiva, en la que nos preguntamos ¿estoy en condiciones de hacer frente a esta situación? Si la respuesta es positiva, estaremos en mejores condiciones de hacer frente a ese acontecimiento.

Lo importante de este concepto de la emoción es que nos permite relativizar el impacto negativo que nos pueden causar las emociones.

Por ejemplo, ante un acontecimiento puedo pensar: siempre me pasa todo lo malo o pensar: tengo que intentar hacer frente a esto de la mejor manera posible. Podemos cambiar nuestra manera de valorar los acontecimientos. Esto nos permitirá tener una mayor flexibilidad ante la vida y evitará que los acontecimientos nos sobrepasen.

 

Gloria Lorenzo